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08/04/2022

Medicina en antigua roma

La Medicina en la Antigua Roma

«La única diferencia entre los ladrones y los médicos de Roma, se que mientras los ladrones matan en el campo, los médicos en cambio, lo hacen en la ciudad»
Galeno. Médico griego -sII d.c-

 «El enfermo no busca un médico que sepa hablar bien, sino uno que sepa curarlo»

Séneca. Filósofo -s I d.c- Cartas 75.1

Los orígenes:
Los romanos adquirieron la mayoría de sus conocimientos en medicina de los griegos. En concreto, encontraron en Hipócrates (médico griego del sV ac) una gran fuente de inspiración y ayuda, pues dejó por escrito una detallada descripción de todas las enfermedades con que trató.

Ya desde los inicios de la República, se empezaron a crear escuelas de medicina en Roma, donde los futuros médicos tenían que aprender todo tipo de habilidades médicas. Estos métodos sin embargo, a menudo combinaban tratamientos científicos con rituales religiosos.

A su vez, los médicos romanos fueron los primeros que apostaron por crear hospitales militares en los que poder tratar mejor a los heridos: «Fueron los creadores del “Valetudinarium”, antecedente de los hospitales fijos, en el que los enfermos y heridos se distribuían en alas independientes y en habitaciones individuales. Fueropn además los encargados de crear un verdadero sistema de evacuación de los heridos en angarillas,. Pero, probablemente, lo más significativo fue la creación de una organización sanitaria compleja, dirigida por el “Ordinarius” -lo que hoy podríamos llamar el jefe de la sanidad- que dirigía y coordinaba todo lo relacionado con la salud de las legiones (curiosamente, podemos decir que conocemos el nombre del primer médico militar hispanorromano, que era “Ordinarius”: se llamaba: Anitius Ingenuus».

Con todo, y a pesar de su ingente cantidad de tareas, la valía de un «medicus» se terminaba probando cuando pasaban por sus manos centenares de legionarios con brazos cercenados, heridas profundas de hacha o tajos brutales. Para tratarlos, el doctor y cirujano contaba con unas herramientas muy avanzadas para la época. «El “Medicus” romano disponía de una amplia panoplia de instrumental quirúrgico para tratar todo tipo de heridas originadas en el campo de batalla. Dicho “arsenal” terapéutico era más sofisticado de lo que podríamos pensar hoy en día: tenía un diseño que , en esencia, no dista mucho del que tiene el utilizado por los cirujanos actuales. Así, prácticamente, la única diferencia radica en el material con el que se confeccionaban: bronce y hierro, en la la Antigua Roma; acero quirúrgico, en la actualidad».

El medico, a su vez, contaba con una gran cantidad de instrumentos con diferentes objetivos.. Así pues, para la denominada «cirugía blanda», la herramienta principal del «medicus» era el bisturí. «El bisturí romano constaba de tres partes; hoja cortante de acero o hierro acerado, empalme -donde iba introducida la hoja- y dos ranuras para fijar la hoja», señala, en este caso, Monteagudo en su obra. Entre los diferentes escalpelos, había algunos diseñados específicamente para hacer las denominadas penetraciones exploratorias e, incluso, para llevar a cabo operaciones de cataratas. «El “ Medicus” poseía también: sondas, gubias, agujas, etc., que servían para cortar los tejidos, extraer puntas de flechas, drenar pus, realizar legrados…»

instrumental médico
Instrumental médico

Los «ganchos separadores» era otro de los elementos utilizados para la cirugía de pequeño calibre. Este instrumento fue muy empleado en las operaciones de amígdalas, las cuales ya se realizaban en la época romana. Así explicaba una de estas intervenciones el médico Paulus VI: «Sentado el paciente a la luz del sol, se le manda abrir la boca, y mientras un ayudante le sujeta la cabeza y otro le mantiene baja la lengua contra la mandíbula inferior con un depresor de lengua, tomamos el ganchillo, enganchamos la amígdala y tiramos con el gancho todo lo que podamos sin arrastrar la cápsula. Entonces cortamos la amígdala por la raíz con el bisturí». Finalmente, acompañaban a este instrumental las típicas vendas, punzones, el hilo de sutura para coser heridas en combate o las médulas de papiro para ablandar fístulas (una conexión anormal entre dos partes internas del cuerpo).

La «cirugía ósea» era otro de los ámbitos a los que se dedicaba el «medicus» y, como era natural, disponía de varios instrumentos para llevarla a cabo. Uno de sus aparatos más utilizados era el «trépano cilíndrico para cráneos», el cual servía para realizar agujeros en la cabeza del afectado y, posteriormente, poder retirar así los fragmentos de hueso que se hubieran introducido en una herida tras un golpe en la cabeza.

Curiosamente, para llevar a cabo operaciones óseas no era muy aconsejable hacer uso de sierras quirúrgicas, ya que solían ser muy dañinas. A pesar de ello, formaban parte de las herramientas del «medicus», al igual que el martillo de plomo (utilizado junto al trépano para abrir agujeros en el cráneo), la «palanca o elevador de huesos» (cuya función era extraer esquirlas de hueso y colocar éstos en su sitio después de una fractura) y los escoplos (que servían para abrir canales en los huesos).

Finalmente, el cirujano disponía de instrumentos para sacar todo tipo de suciedad o restos de las heridas. La principal herramienta para esta función eran las pinzas. «Instrumento muy frecuente en el equipo del médico antiguo. Sirve para extraer cuerpos extraños de las heridas, para coger la gasa y enjugar la sangre, etc».También eran útiles para sacar esquirlas de hueso. «La elasticidad de la pinza estaba producida por la divergencia de las dos ramas soldadas o bien por la rápida curvatura de un solo fleje que forma ambas ramas»

El aprendizaje:


Muchos de los recientes formatos médicos adquirían su primera experiencia laboral, como aprendices, los hospitales del ejército.
Allí aprendían (al principio solo mirando cómo trabajaban médicos experimentados) sobre anatomía y cirugía para curar las heridas de los soldados.

Las intervenciones quirúrgicas:


Las operaciones eran extremadamente dolorosas ya que los romanos no conocían ningún anestètic. Los pacientes bebían mucho vino para aliviar el dolor.
A pesar de todo, complejas operaciones se llevaban a cabo, como amputación de extremidades, establecer prótesis (de piernas sobre todo) o restablecer huesos rotos, cessàrees, extracción de piedras de la vejiga.

Los médicos:


Los honorarios de estos cirujanos especialistas eran inalcanzables para la inmensa mayoría de la población romana.

El perfil del médico era a menudo esclavo o liberto, que se desplaza de pueblo en pueblo, tratando a sus pacientes en las ferias o en los mercados.

Pero la gente pobre del mundo rural, raramente visitaba al médico. Estos eran atendidos por curanderos con remedios populares.

También el barbero hacía a menudo funciones de médico e incluso de cirujano. Estos, creaban recetas que curaban algunas heridas. Afeitar la cabeza del cliente, y luego extendían sobre la herida una composición de pasta, con una espátula y una cuchara de bálsamo.

Las enfermedades:

Son muchas las enfermedades que acosaban a la población en aquellos tiempos.


Como es habitual, los niños eran a menudo las víctimas inocentes de grandes epidemias como el tifus.

Más del 90% de la población del Imperio era pobre, vivía en el campo y tenía una existencia más bien precaria.


Análisis forenses realizados recientemente, a esqueletos procedentes de cualquier rincón del mundo romano revelan muchas enfermedades relacionadas con la malnutrición.

Los médicos romanos menudo diagnosticaban las enfermedades que tenían los pacientes a través de lo que éstos habían comido.

Los remedios:


Conocían muy bien los beneficios del ejercicio físico, por eso el recomendaban, junto con respirar aire puro y visitar regularmente los baños, como medida para mantener una correcta higiene.

A modo de ejemplo, las infecciones en los ojos eran tratadas con numerosos ungüentos hechos de plomo, zinc o hierro.

Hierbas medicinales se añadían al vino. Su mezcla servía para curar problemas respiratorias y, afecciones de pecho.

La savia de algunas plantas era usada para curar problemas de la piel así como mordeduras de serpientes.

Documentadas están más de 500 plantas medicinales que usaban los romanos. A veces, pero no todas estas pociones eran destinadas a curar, sino todo lo contrario, los romanos desarrollaron extraordinariamente el arte de elaborar veneno para eliminar enemigos … pero eso es otro tema que más adelante trataremos en detalle.

Los instrumentos médicos:


Los instrumentos más usados ​​de un médico y cirujano romano eran:
– Fórceps
– Ganchos
– Pinzas
– escalpelos

– Paletas
– Agujas
– Ventosas
– Tijeras
– Sierras
– Palancas para levantar un hueso roto …

Médicos célebres:
Muchos son los médicos de la antigua Roma que han pasado a la historia: Celi Aureliano, Critón de Heraclea, Escribonia Largo, Dioscórides, Sorá de Éfeso, pero de entre todos, destaca Galeno, un médico griego, que terminó siendo el médico de la corte del Emperador Marco Aurelio. El pensamiento y puntos de vista de Galeno dominaron la medicina europea a lo largo de más de mil años.